El menisco es un cartílago que encontramos en el centro de cada rodilla, formando parte de su articulación y, por ende, jugando un papel muy importante en el movimiento y la amortiguación de esta parte del cuerpo. Los meniscos se hallan entre la tibia y el fémur, y son fundamentales para su estabilidad.
Una de las lesiones más comunes e importantes en la rodilla es su rotura. En este post te explicamos cómo la fisioterapia es clave para una pronta recuperación de una operación de menisco.
Rotura de menisco: qué es
La rotura del menisco se suele producir tras un movimiento brusco en la rodilla. Así esta lesión es muy común entre jugadores de rugby, baloncesto y fútbol. Cabe señalar que existen diferentes tipos de roturas de menisco, siendo completas o parciales.
Entre los síntomas de esta afección, destacan:
- Chasquido
- Dolor agudo
- Incapacidad de movimiento
- Pinchazos en la rodilla
- Derrame de líquido sinovial
- Inestabilidad de la articulación
Causas de la rotura
Existen distintas causas de la rotura de un menisco. Estas son las principales:
- Naturales: Ligadas a la edad. Con el envejecimiento, los meniscos se resecan aumentando su fragilidad.
- Traumáticas: Por un golpe o impacto muy fuerte. Por ejemplo, si el paciente salta pero sin flexionar debidamente las rodillas.
- Mecánicas: Son aquellas lesiones provenientes de un mal funcionamiento en la rodilla, fruto por ejemplo de una deformidad.
¿Cuál es el tiempo de recuperación de una operación de menisco?
En primer lugar, todo va a depender del tipo de rotura de menisco que sea. No es lo mismo la recuperación de una operación de menisco completa, que parcial. Y es que en el primer escenario se calcula que se pueden tardar unos 3 meses, mientras que en la segunda no llega al mes.
Eso sí, es importante reiterar que cada paciente es un mundo. Desde la cicatrización, hasta su voluntad a la hora de hacer los ejercicios de rehabilitación de rodilla van a ser factores que determinan este período de tiempo.
Por otro lado, es muy importante apoyarse en la fisioterapia durante el postoperatorio. En FITACTIVA sin ir más lejos tenemos nuestro servicio de fisioterapia deportiva en Valencia, así como en la capital aragonesa. Y cuida de tu salud de la mano de profesionales.
Acelera la recuperación de una operación de menisco con la fisioterapia
Los beneficios de la fisioterapia en el mecanismo son muchos. Sus diversos tratamientos permiten no solo paliar el dolor, sino también mejorar la movilidad de esta articulación. La fisioterapia es clave para fortalecer la rodilla y recuperar el tono muscular para que el paciente pueda volver con normalidad a su rutina lo más pronto posible, después de la operación.
Además de ejercicios de rehabilitación para el mecanismo, entre las técnicas que se emplean desde fisioterapia señalamos:
- Terapia manual
- Frío o crioterapia
- Movilizaciones pasivas
- Electroestimulación
- Drenaje linfático manual
Además, el paciente tendrá que guardar reposo. ¡Muy importante!
Ejercicios para la rehabilitación del menisco
En FITACTIVA somos profesionales de la salud y el deporte en todas sus facetas. Por ello, también contamos con nuestro centro de fisioterapia deportiva en Zaragoza. Infórmate al respecto y pregúntanos cualquier duda.
Dicho esto, vamos a ver algunos de los ejercicios recomendados desde la fisioterapia para una pronta recuperación de una operación de menisco:
- Sentadilla con pelota: Este ejercicio se hace apoyado a la pared con la pelota. Mientras que la fitball va descendiendo por la pared, lograremos la posición deseada. ¿El objetivo? Conseguir un ángulo de 45 grados y mantener esa postura durante unos quince segundos.
- Sentadilla isométrica: También apoyado a la pared con la espalda, haremos la sentadilla isométrica. Para su ejecución, es importante mantener los brazos relajados y los pies paralelos y separados.
- Cajón: Consiste en apoyarnos con un solo pie sobre el cajón, intentando tocar el suelo con el talón de la otra pierna. Este ejercicio hay que hacerlo muy lentamente. El cometido es alinear la rodilla.
- Estiramiento de rodilla: Para este sencillo ejercicio, hay que tumbarse en el suelo extendiendo la rodilla. A continuación, coger una toalla enrollada y colocarla bajo el talón de la pierna lesionada. Levantar la pierna unos 15 cm y bajarla.
- Ejercicio sentado: Nos sentamos en el suelo con las piernas extendidas. Acto seguido, llevamos la pierna lesionada hacia nuestro cuerpo -lentamente- y la estiramos de nuevo. Repetimos unas 10 veces.