Los sobreesfuerzos físicos no son nada aconsejables, puesto que derivan la gran mayoría de ocasiones en lesiones. Y más, si no se ha calentado previamente o no se estira en el post entrenamiento. Así, entre los runners más inexpertos, una de las lesiones que más detectamos en nuestro centro de fisioterapia deportiva en Zaragoza es la pubalgia.
Pero, ¿sabes qué es la pubalgia y cómo se trata con fisioterapia? Te lo explicamos en este post.
¿Qué es la pubalgia?
La pubalgia u osteopatía de pubis consiste en una lesión que produce dolor en la zona del pubis, debido a una tendinitis en los músculos del abdomen y los aductores de la pelvis. Se trata de una de las lesiones más comunes entre corredores e, incluso, en deportistas de élite. Asimismo, las mujeres embarazadas también presentan esta inflamación en el pubis.
Atletas, futbolistas, jugadores de rugby, baloncestistas, ciclistas… suelen ser el tipo de deportistas que más sufren de pubalgia.
Por otro lado, podemos encontrar diferentes grados en la misma:
- Alta: Cuando afecta al recto anterior del abdomen.
- Baja: En este caso, abarca los aductores, sobre todo, el aductor medio.
- Mixta: Ambos grupos de músculos se ven afectados.
Además, la pubalgia puede ser crónica. Si no se realiza un tratamiento debido, el dolor puede persistir de manera habitual aun estando en reposo y, por tanto, afectando el día a día del paciente.
Aspectos relacionados
Además de una sobrecarga en el músculo, existen una serie de factores relacionados con la aparición de la pubalgia.
- Factores internos: Es decir, relacionados con la propia anatomía de la persona. Es el caso de alteraciones posturales como la hiperlordosis lumbar, una dismetría en las piernas o algún tipo de problema en la musculatura de pared abdominal, entre otros.
- Factores externos: Debido a situaciones o ambientes relacionados con la actividad física como, por ejemplo, sobreesfuerzos, golpes o la mala calidad del terreno de juego.
Síntomas de la pubalgia
El principal síntoma de la pubalgia es un dolor desde el pubis hasta los abdominales y ligamentos inguinales o, incluso, el abdomen; pasando también por los aductores. A priori, se sienten molestias las cuales van intensificándose en un dolor agudo que imposibilita el entrenamiento.
Pero, además de dolor, encontramos otros síntomas en la pubalgia:
- Contractura
- Acortamiento muscular
- Músculo débil
- Rigidez en el músculo
- Problemas en el movimiento
- Inestabilidad lumbopélvica
¿Cómo curar la pubalgia?
El primer paso en el tratamiento de la pubalgia es la aplicación de frío. Cuando, el dolor es agudo porque la lesión acaba de producirse, es recomendable aplicar hielo en la zona afectada durante unos 15 minutos después de la actividad física. Antes de llevar a cabo el tratamiento de la pubalgia, el fisioterapeuta deberá realizar un correcto diagnóstico sobre la zona a tratar. En él, además de una exploración, deberá recopilar información sobre los síntomas, la actividad física diaria del paciente así como el momento de la lesión.
Una vez confirmado el diagnóstico de la pubalgia, se llevará de adelante un tratamiento por parte del fisioterapeuta.
En qué consiste el tratamiento de la pubalgia con fisioterapia
En cuanto al tratamiento, es necesario llevar a cabo una terapia completa. Por un lado, por parte del especialista en fisioterapia, realizar una terapia manual que permita liberar la tensión del músculo y recuperar la zona; además de aplicar otras técnicas como la electroterapia o las terapias con frío o calor.
Asimismo, los estiramientos o la readaptación deportiva llevada a cabo por un profesional de la actividad física y la salud son súper importantes.
Sin olvidar, su prevención. El calentamiento es clave antes de cualquier práctica deportiva para evitar sobreesfuerzos en la zona, así como otros aspectos tan importantes como un buen calzado deportivo o conocer a la perfección la técnica deportiva. Es aconsejable realizar ciertos estiramientos para prevenir la pubalgia.
Es también esencial realizar ejercicios de fortalecimiento para trabajar estos músculos y evitar la reaparición de la pubalgia. Te los contamos a continuación:
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5 ejercicios para la pubalgia
Te mostramos algunos ejercicios para la pubalgia, que podrás hacer en cualquier momento. Sin embargo, te recomendamos que los hagas de la mano de un especialista en deporte. Tu entrenador personal en Zaragoza está esperándote en tu FITACTIVA más cercano.
1. Plancha abdominal
Este ejercicio permite recuperar la estabilidad lumbopélvica. Se puede realizar tanto la plancha normal como las laterales; aunque vamos a explicarte la primera. Colócate boca abajo sobre una colchoneta. A continuación, pon los brazos en un ángulo de 90 grados con las palmas extendidas sobre el suelo y apoyando los codos. En cuanto a los miembros inferiores, solamente tendrás que tener apoyados la punta de los pies. Si no te ves con suficiente fuerza para ello, puedes apoyar las rodillas.
Recuerda: para que con este ejercicio se trabaje bien la zona del pubis aprieta el abdomen y los glúteos durante su práctica.
2. Fortalecer aductores
Para ello, es tan fácil como ponerse boca arriba con las piernas flexionadas en un ángulo de 45 grados y sostener entre ellas una pelota. El objetivo es hacer fuerza para -nunca mejor dicho- esta región del cuerpo. Importante: si te duele, para. Y es que el dolor será señal de que la inflamación todavía persiste.
3. Mariposa o estirar los rotadores internos de la cadera
Este ejercicio es perfecto para estirar los aductores y se suele llevar a cabo al final del entrenamiento. ¡Además es muy fácil de hacer! Siéntate en el suelo, situando las plantas de los pies juntas y las rodillas separadas. Con la ayuda de los codos, empuja las rodillas. Así podrás estirar todos estos músculos que rodean el pubis.
4. Abdominales
¡Pero al revés! Nos explicamos. Para este ejercicio para la pubalgia, ayúdate de un balón. Comienza sentado y ve bajando la espalda por la pelota.
5. Estiramiento de aductores, isquiotibiales e iliolumbares
Tan sencillo como sentarse en el suelo con las piernas abiertas y la espalda recta. Poco a poco, ve inclinado el tronco hacia delante hasta lograr tocar con los dedos la punta de los pies.
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